sábado, 19 de marzo de 2011

¿Para qué vamos a esperar el cambio? ¿Para qué queremos que las cosas pasen como uno quiere? No podemos obligar al destino para que nos ofrezca alegría, deseos que en nuestra cabeza intentan salir, no.
Hay que aceptar las cosas, tal y como tengan que pasar. Quizás la vida nos ofrezca unos momentos que posiblemente sean los peores, pero tenemos que pensar que la vida nos puede devolver todas y cada una de las cosas que el destino nos quitó. Porque el deseo y el destino son dos niños pequeños que juegan a la vida.

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