domingo, 4 de noviembre de 2012

Tú.

    No me siento bien. No sé que es lo que me pasa. Si es este tiempo de lucha en vano que me pesa en las espaldas, si son las heridas de recuerdos del pasado que aún no han sido curadas y poco a poco se reabren, si son las que palabras dañan porque carecen de veracidad, si es la antipatía y seriedad del mundo en el que vivimos, si son los problemas que rondan mi vida, si es su rostro sin sonrisa, sus mejillas sin color, sus manos muertas, si es la ausencia de ganas de seguir, si es esta vida sin risas y compleja. 
Pero siempre está ella ahí. 
Y siempre siempre, está ahí dispuesta a hacerme sonreír. 

jueves, 1 de noviembre de 2012

Por fin te encontré.

     Ambas sentadas en una cama deshecha escuchando las finas notas de un violín desgarrando nuestros adentros. Nuestras miradas no podían separarse, no querían hacerlo. Acariciaba levemente tu rostro y sonreías; juraría que esa sonrisa quedó guardada en mi mente. Unos ojos cristalinos observándome mientras me perdía en los dulces versos de la canción. Permanecía nerviosa, inquieta, expectante a aquel momento, nuestro momento. Cada mano fue buscando su hueco entre los huecos de la otra, temblorosas e intranquilas.  Sólo necesitamos esa unión para sentir que todo era perfecto, absolutamente todo. De repente, te miré. Te miré y pude sentir ese pinchazo en el corazón al sentirte tan cerca, al sentirte tan mía. Un beso calló al silencio y un 'te quiero' se deslizó por los labios del momento. Un 'te quiero' sincero, puro.
Nuestro momento. Solo para nosotras.

Algún día, este corazón, indómito a veces, tranquilo otras, se cansará de luchar.