jueves, 1 de noviembre de 2012

Por fin te encontré.

     Ambas sentadas en una cama deshecha escuchando las finas notas de un violín desgarrando nuestros adentros. Nuestras miradas no podían separarse, no querían hacerlo. Acariciaba levemente tu rostro y sonreías; juraría que esa sonrisa quedó guardada en mi mente. Unos ojos cristalinos observándome mientras me perdía en los dulces versos de la canción. Permanecía nerviosa, inquieta, expectante a aquel momento, nuestro momento. Cada mano fue buscando su hueco entre los huecos de la otra, temblorosas e intranquilas.  Sólo necesitamos esa unión para sentir que todo era perfecto, absolutamente todo. De repente, te miré. Te miré y pude sentir ese pinchazo en el corazón al sentirte tan cerca, al sentirte tan mía. Un beso calló al silencio y un 'te quiero' se deslizó por los labios del momento. Un 'te quiero' sincero, puro.
Nuestro momento. Solo para nosotras.

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