miércoles, 9 de noviembre de 2011

Maldita improbabilidad

El Sol llevaba varias horas dormido bajo el reflejo de la Luna cuando tú y yo nos dimos la mano. Nos escabullimos en los relámpagos de la tormenta que golpeaba fuermente nuestros cuerpos, desnudos y frágiles, ante la mirada escondida de aquel astro que nos vigilaba desde lo más alto del cielo. Nuestras miradas fueron una y nuestros corazones hicieron el pacto de quererse para siempre. Corrimos por las calles como si la vida nos fuera en ello, bailamos encima de las rotondas mil y un vals, tocamos mil sueños con los dedos deshaciendonos de ellos cada vez que nuestros labios se encontraron, saltamos mil obstáculos y nos reímos de nuestro pelo bajo la lluvia. Cariño, ¡Qué fácil resulta imaginar una vida contigo! Y que difícil es pensar que nada de ésto ocurrirá...¿Verdad? Pero...¿Sabes algo? Nunca dejaré de intentarlo.

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