sábado, 25 de junio de 2011

     Otro día más, me encuentro en este lugar oscuro y sombrío, mientras en el reproductor escucho una de las canciones de la oreja de van gogh, ese grupo que tanto me gusta. Mi cabeza da vueltas, como cada noche desde que te conozco. No dejan de pensar en tu sonrisa que se va borrando entre recuerdos de un ayer, en aquella mirada aniñada que me observaba entre los tramos horarios y no hacía caso a las voces que le gritaban, esos ojos transmisores de sentimientos escondidos en palabras cobardes que nunca serán dichas. Se paran a vislumbrar de nuevo tu boca, la que me llama y se ríe de mí a lo lejos. Y de nuevo, tú. Tú, solamente tú. Tu imagen me golpea la cabeza y los sentidos. Tu imagen, pura y venerada, ésa que tanto ansío y se que un día será mía.

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