domingo, 3 de abril de 2011

Trato de recordar en el momento en el que mi mente se perdió entre la silueta de tu cuerpo y preferí caer suavemente en tu espalda. Aquel roce de miradas que confundiría a cualquier ser divino que pasase por allí. Miles de sensaciones recorren mi cabeza al poder imaginar el besar tu dulce y apetecible boca, con la que sueño desde el primer momento en el que te vi. Ese día en el que supe que tenías que ser para mí, en  el que descubrí que tu sonrisa curaría cualquier de los malos que en mí pudiese haber y el día en el que noté que quería una persona como tú a mi lado el resto de mi vida…

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