domingo, 11 de diciembre de 2011

Me rindo

     Y el juego se ha acabado. Y no me da miedo reconocer que me rindo. Que cada día que pasa siento que te quiero más y que lo que siento por ti me está quemando por dentro. Es verdad que lo nuestro está prohibido, pero no me imagino ahora mismo otro destino sino vas conmigo. Los días pasan y pasan, y todo se convierte en un bucle de lágrimas y palabras que llenas los huecos que otros habían dejado en mi corazón. Tú me cuidas, tú me mimas, tú me das lo que quiero y querré. Ahora pienso en estar agarrada a tu cintura todos los días de mi vida... ¡Qué locura! ¿Verdad? En los días fantásticos que podríamos pasar viajando por el abismo que nos separa y por las sendas que siempre nos acaban llevando al mismo sitio.
- No quiero que te vayas
- Pues vente conmigo
- Ojalá...
- Pues vente conmigo
    Y de repente, el silencio nos dejó mudos, enfundados en el chaleco de las caricias y los te quiero, dejando pasar el poco tiempo que nos quedaba juntos fantaseando con la idea de estar así toda una vida cuando, sin quererlo, y a la vez, sin poder evitarlo, aquel grito sordo salió del tren que se aproximaba lentamente. Un beso en la mejilla, una mirada llena de sentimientos y un adiós antes de subir.
     Ninguna distancia está lejos

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